Museos rurales: innovación social para transformar territorios

Los museos rurales son mucho más que espacios de exhibición, son un reto para preservar la cultura y memoria de un territorio. De alguna forma son laboratorios de innovación social.
En el Tequendama, la Casa Museo y la Reserva El Porvenir funcionan como un solo cuerpo que integra cultura, naturaleza y comunidad. Aquí, la restauración ecológica va de la mano de la restauración simbólica.
Durante décadas, el Salto del Tequendama ha sido interpretado desde una mirada antropomórfica que lo llena de adjetivos como “trágico”, “maldito” o “misterioso”.
Esos imaginarios, en su mayoría construidos desde afuera, sin conocer a profundidad el territorio, han tenido consecuencias reales: han debilitado la identidad local, invisibilizado el valor ecológico del territorio, alimentado estigmas y reducido la complejidad del paisaje y sus habitantes, a un mito urbano.
Pero cuando un museo rural trabaja con la comunidad para transformar el relato, también transforma el territorio. Es una nueva identidad la que surge y permite empoderar a sus habitantes. 
Cambiar la narrativa cambia la forma en que la sociedad valora, visita y protege un lugar.
Y eso, en un ecosistema tan frágil como el bosque de niebla puede marcar la diferencia entre el olvido y la conservación.
Desde el Tequendama estamos demostrando que la cultura y la naturaleza no compiten: se potencian. Y que un museo, cuando nace del territorio y trabaja con él, puede convertirse en una herramienta poderosa para el cambio social, ambiental y educativo.